Melisa (Melissa officinalis): Características y cultivo

Famosa por su uso medicinal desde tiempos antiguos, la melisa (Melissa officinalis) es una herbácea originaria del sur de Europa y Norte de África, de muy rápida propagación y fácil cultivo, sobre todo en zonas donde predominan los climas templados.

Se trata de una hierba perenne con una altura que puede variar de 1 a 2 metros. La planta desarrolla tallos herbáceos rastreros y hojas opuestas, claramente pecioladas, profundamente veteadas y cubiertas con pelos rígidos. Las mismas son de color verde intenso, tienen borde dentado y generalmente miden 7 centímetros de ancho por 9 centímetros de largo.

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La floración de la melisa se produce usualmente en primavera y verano, aunque en algunos lugares y bajo determinadas condiciones puede extenderse hasta mediados de otoño. Sus flores crecen desde las axilas de las hojas y se presentan en color blanco azulado, rosado o amarillo.

En su medio natural, esta planta crece sin inconvenientes en prados húmedos, claros de bosque, a la vera de los ríos o en setos y campos cultivados, sobre suelos ricos en materia orgánica. Si se decide cultivarla en el jardín, es mejor disponer de un suelo arenoso, rico en humus y con un buen sistema de drenaje para evitar encharcamientos.

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La reproducción de la melisa puede llevarse adelante sembrando las semillas (que son marrones y ovaladas) en un semillero caliente a fines de invierno para luego, en primavera, trasplantar los jóvenes especímenes a su lugar de cultivo definitivo, cuando los mismos tienen alrededor de 10 centímetros. Si se desea multiplicar esta planta por esquejes, éstos pueden extraerse y prepararse durante la temporada otoñal.

En ambos casos, se recomienda dejar un espacio de aproximadamente 40 centímetros entre cada planta.

La melisa también puede plantarse en maceta, recomendándose colocar en ella una mezcla de dos partes de tierra de jardín, una de compost y otra de arena.

Los ejemplares de esta especie no son muy exigentes en materia de exposición solar, por lo que pueden ubicarse en lugares a pleno sol o semisombra. Para esta planta se sugiere mantener un régimen moderado de riego, debiendo aumentar la frecuencia del mismo durante los períodos secos o después de la cosecha de las hojas.

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Cuando se la cultiva en zonas templadas, la melisa pierde su parte aérea en invierno y sus yemas se quedan al ras el nivel el suelo, donde permanecen protegidas por el humus de la superficie hasta que vuelven a brotar a principios de primavera.

Melisa: recolección y almacenamiento de sus hojas

La recolección de las hojas de la melisa, que se aprovechan para la elaboración de un calmante natural conocido como bálsamo de limón, tiene lugar antes de la floración, para aprovechar mejor su sabor y aroma cítricos, y sus principios activos. Esto sucede por lo general cuando los brotes alcanzan los 30 centímetros de alto.

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Las hojas cosechadas pueden aprovecharse frescas o secas. En el primer caso, se las puede guardar en bolsas plásticas en la heladera por unos días o pueden ser congeladas.

Si se decide secarlas, las hojas de melisa deben colocarse extendidas sobre un papel a la sombra y con una buena ventilación. Posteriormente se las guarda en recipientes herméticos.

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Ruben
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