Hipérico: Características, cultivo y cuidados

Conocido desde la antigüedad por sus propiedades medicinales como antidepresivo, digestivo y tónico nervioso, el hipérico (Hypericum perforatum) o hierba de San Juan es un arbusto originario del continente europeo que se ha extendido a otras partes del mundo gracias a su capacidad para adaptarse a casi toda clase de suelo.

En forma natural, esta planta puede crecer como maleza agresiva en la tierra seca de caminos, prados, bosques y setos, y puede alcanzar una altura de 30 a 61 centímetros, aunque bajo algunas condiciones ambientales puede llegar a los 1,5 metros.

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Se presenta como una herbácea erecta, glabra y rizomatosa. Los tallos son leñosos en la base y las hojas son sésiles, ovaladas, opuestas y enteras, con numerosas glándulas translúcidas que les dan un aspecto particular, como si estuvieran perforadas (de allí la denominación «perforatum»). De la base de la inserción de cada hoja salen dos filetes muy delgados, generalmente purpúreos, que se sueldan con los de la hoja opuesta, circundando completamente al tallo.

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Sus flores aparecen durante la primavera, miden hasta 2 centímetros y son hermafroditas. Su color es amarillo dorado, con pétalos con puntos y líneas glandulares de color negro o amarillo.

El cultivo del hipérico puede llevarse a cabo a partir de semillas o de rizomas. En el primer caso se debe considerar que las semillas son delicadas, siendo recomendable que las mismas sean de un año, y que las mismas se siembren de manera muy superficial.

Para asegurar una germinación más rápida y homogénea, es necesario someter las semillas a una semana de estratificación en arena húmeda a una temperatura de entre 0° y 5° C. Una vez sembrado, el hipérico tiene una primera etapa de desarrollo de cuatro semanas.

Dada la facilidad de su propagación, la siembra directa es poco recomendable, ya que puede convertirse en una especie invasiva. Por ese motivo es mejor sembrar las semillas en vivero durante el otoño o a fin del invierno, para luego someterlas a un repicado en los últimos días de otoño o a principios de primavera.

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Si bien crece sin dificultades en la mayoría de los suelos, es mejor cultivar las plantas de hipérico en un terreno bien drenado y abonado, en un lugar ubicado a pleno sol (aunque tolera bien la sombra). En cuanto a sus necesidades de agua, debe mantenerse un riego regular durante la mayor parte del año, menos en el verano, en que la provisión del líquido elemento debe ser más abundante.

 

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Ruben
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