La Equisetum arvense, popularmente conocida como cola de caballo, es una planta perenne que crece en forma de arbusto en lugares húmedos y templados, y es considerada una mala hierba porque absorbe gran cantidad de nutrientes del suelo. Sin embargo, su importante contenido de silicio y la presencia de una saponina tóxica para los hongos la convierten en la materia prima ideal para preparar un fungicida casero.
La cola de caballo puede obtenerse de los restos de podas, o adquirirse en negocios de herboristería, y su aplicación en las plantas favorece el engrosamiento de las paredes celulares, lo que impide la penetración de los hongos (rol preventivo). Por otra parte, uno de los principios activos presentes en esta hierba es la Equisetonina, que posee propiedades curativas y que puede eliminar a los hongos se ya se han instalado en las plantas.
Las especies de hongos más conocidas que pueden prevenirse o combatirse con cola de caballo incluyen a la Roya, Oidiosis, Mildiu, Phytophopthora, Septoria, Botrytis, Alternaria, entre otras.
Modo de preparación
En primer lugar, debe conseguirse un atado de hojas de cola de caballo, que puede adquirirse en una tienda donde se comercialicen hierbas medicinales, o directamente recogerse de los restos de poda del jardín o huerto.
Las hojas se cortan en trozos pequeños y se colocan en un recipiente que se llena de agua hasta cubrirlas totalmente, dejándolas reposar por un período de 12 a 24 horas a cubierto y en un lugar fresco. Una vez pasado ese tiempo, se pone a hervir a fuego lento durante 20 minutos y luego se deja reposar hasta que enfríe.
A continuación, se debe colar la decocción y desechar la parte sólida, quedando listo el líquido de cola de caballo para ser aplicado en las plantas con la ayuda de un rociador, en una dosis de una taza de preparado por tres de agua.
Para un mejor control de los hongos se debe aplicar en la parte superior e inferior de las hojas, debido a que gran parte de estos organismos se encuentra en la parte inferior de las hojas porque rechazan la luz directa.
Cuando se trata de prevenir la aparición de hongos, es recomendable hacer una aplicación cada diez o quince días. Si su uso es curativo (para combatir al hongo ya presente) es mejor aplicar el fungicida de cola de caballo cada dos días.
En caso de no utilizarse la totalidad el preparado, el mismo se puede almacenar en la parte baja del refrigerador, lo que le permitirá conservar sus propiedades curativos por un máximo de dos meses.
