Un elemento primordial en el cultivo de plantas fuera de suelo libre son las macetas o tiestos que las van a contener, obligadas en este medio artificial de vida que son los patios, terrazas y ventanas.
Como en todos los seres vivos, la alimentación constituye la base de crecimiento de las plantas. Si esta alimentación se limita, también se limita su crecimiento.
Una planta en maceta se ve obligada a consumir, a través de sus raíces, los alimentos que le proporciona la cantidad de tierra contenida en la misma. Por su parte, las raíces no podrán ir más allá de las paredes del tiesto y eso influirá definitivamente en la parte aérea de la planta, es decir, en el tamaño de sus tallos, hojas y flores.
Lo primero que se le puede ocurrir al neófito en estas lides de la jardinería es pretender dar a la planta el mayor espacio posible, para así emular en lo posible a la naturaleza. Tremedo error si se trata de plantas de crecimiento lento.
Si usted pone una planta pequeña en una maceta grande, corre el peligro de que, al regarla regularmente, se pudra por exceso de humedad, ya que las plantas pequeñas consumen poca agua. Si riega poco, la tierra se reseca y eso también le perjudica.
En las plantas de rápido desarrollo, es menos problemático, e incluso conveniente, que la maceta sea grande; para evitar así el tener que transplantarlas enseguida.
De todas formas y como norma general, el tamaño del tiesto debe ir en proporción con el de la planta. La experiencia le dirá enseguida cuándo debe realizar el transplante a otro mayor. Pero si desea tener una floración temprana, mantenga la maceta pequeña el mayor tiempo posible, siempre que no perjudique la vida de la planta.
Imagen: blogdejardineria.com
