Continuando con los rosales, desarrollaremos en esta ocasión el tema de las enredaderas.
Los puristas sostienen que los rosales de este tipo no son realmente plantas enredaderas. Desde luego, no tienen zarcillos y no se enroscan a los soportes, como lo hace la hiedra. En estado natural ascienden enganchándose con sus a veces formidables espinas a ramillas y ramas. Cultivadas, por lo general, hay q sujetarlos con tutores.
Los rosales enredaderas tienen por regla general flores de mayor tamaño que los trepadores. También pueden ser simples, semidobles o dobles, y en general, son tan grandes y bien formadas como las híbridas de té. Pueden aparecer en pequeños racimos o bien presentarse aisladas, y en gran número de variedades la floración se repite. Esto es particularmente cierto en el caso de variedades como Bantry bay, Casino, Compassion, Danse du feu, Gran hotel, Gloire de dijon y Mermaid entre otras.
Las enredaderas tan solo emiten tallos desde el nivel del suelo de forma ocasional. Desde dicho nivel forman un resistente esqueleto principal y se concentran en la producción de brotes laterales. A veces uno de estos rosales puede quedar desnudo por abajo, con un aspecto un tanto desolado, aunque con una adecuada poda de formación se ayudará a mantener esta parte cubierta de hojas y flores.
