La Cattleya forbesii es una especie de orquídea originaria de las áreas costeras que se extienden desde el centro al sur de Brasil y que, si bien sus flores no lucen el color llamativo de sus parientes, constituyen un buen aporte ornamental más sutil y minimalista en jardines o macetas.
Se trata de una orquídea bifoliada que puede desarrollarse hasta alcanzar una altura máxima de 20 a 30 centímetros. Generalmente es de hábitos epifitos, creciendo sobre otro vegetal usándolo como soporte, lo que facilita su cultivo montada en un helecho arborescente, otros pequeños árboles o superficies de corcho. También en ocasiones es posible hallarla creciendo en o sobre rocas, donde se alimentan del musgo o los nutrientes contenidos en el agua de lluvia.
La Cattleya forbesii posee pseudobulbos cilíndricos y ligeramente hinchados, de aspecto similar a la caña, de los que brotan dos hojas apicales, oblongas , coriáceas y redondeadas. Dependiendo de las condiciones climáticas imperantes en la zona puede florecer desde el otoño hasta la primavera, o desde el término de la primavera hasta principios del verano.
En dichas épocas presentan una inflorescencia erecta, terminal, de 9 a 15 cm de largo, compuesta por una a seis flores, cubiertas basalmente por una vaina de larga vida, fragante y cerosa. Las mismas miden hasta 11 centímetros y no se caracterizan por mostrar colores tan espectaculares como las de otras orquídeas, sino que se presentan con una variedad de tonos que van del verdoso al castaño claro.
El cultivo de la Cattleya forbesii es relativamente sencillo, sobre todo en aquellas zonas ubicadas a nivel del mar, con regímenes de temperaturas cálidas a templadas y altos niveles de humedad ambiente, aunque también puede soportar temperaturas más bajas durante el invierno.
Cattleya forbesii: Necesidades de suelo y riego
Ya sea que se cultive en jardines como en maceta, esta orquídea requiere un sustrato especial para esta especie y con buen drenaje, aunque también es considerada una especie ideal para el cultivo hidropónico.
El desarrollo óptimo de la Cattleya forbesii requiere una buena iluminación ambiental y un riego regular con agua tibia una vez por semana, dejando secar el suelo entre cada aplicación, para luego restringirlo al mínimo durante el período de descanso, que tiene lugar a partir de fines de otoño, después de finalizada la etapa de la floración, y que puede extenderse hasta la llegada de la primavera.
Las plantas de esta especie, en condiciones ambientales óptimas, son capaces de producir de tres a cuatro bulbos nuevos por temporada, lo que facilita en gran medida su propagación.
