La bergamota silvestre (Monarda didyma) es una planta vivaz de flor originaria de América del norte que se usa habitualmente para ornamentar bordes y macizos mixtos debido a su prolongada floración y por la intensidad de sus colores.
Esta especie también se caracteriza por su aroma cítrico que recuerda al de la bergamota propiamente dicha (también conocida como bergamota de Italia», con la que suele ser confundida.
Se trata de una robusta herbácea perenne que puede crecer hasta alcanzar una altura de 1,5 metros, con tallos cuadrados en la sección transversal. Las hojas son opuestas, miden de 6 a 15 centímetros de largo por 3 a 8 centímetros de ancho, son de color verde oscuro con venas rojizas, presentan un borde dentado grueso y tienen un olor agradable.
La bergamota silvestre se caracteriza por su floración que se inicia a mediados del verano y que puede prolongarse hasta bien entrada la temporada otoñal si se realiza un correcto trabajo de mantenimiento. Las flores forman grandes racimos que coronan los tallos y por lo general son de color rojo, aunque existen variedades blancas, rosas, moradas y púrpuras.
Si se desea cultivar uno o varios ejemplares de Monarda didyma debe tenerse en cuenta que esta planta requiere lugares húmedos y con sombra parcial. Soporta muy bien las temperaturas frías extremas (hasta los 20 grados centígrados bajo cero), aunque durante la primavera y el verano necesita de una buena iluminación solar para tener un mejor crecimiento.
Estas plantas pierden la parte aérea durante los meses más fríos del año, pero con la llegada de la primavera comienzan a generar nuevos tallos y hojas con bastante rapidez.
El suelo para el cultivo de la bergamota silvestre debe estar bien abonado con compost y contar con un drenaje adecuado que evite los grandes encharcamientos, pero que a su vez tenga una muy buena retención de agua. Esto último es indispensable para impedir que la tierra se seque totalmente, algo que puede resultar altamente perjudicial para la planta.
Bergamota silvestre: Riego y abono
Una Monarda didyma necesita de un riego regular, dejando secar la superficie del sustrato entre cada aplicación, siendo recomendable no regarla durante los meses que dura su período de descanso vegetativo.
En cuanto al abono de esta planta, se aconseja utilizar un fertilizante específico para florales añadido al agua, aplicando la mezcla cada 25 días, aunque también se puede recurrir a un abono granuloso se liberación lenta, mezclándolo bien con el sustrato. La época más adecuada para esta labor es la primavera.
