La Aconitum carmichaelii es originaria de China y es considerada como la más imponente de las especies del género, gracias a sus floraciones azules o púrpuras que se elevan como elegantes torres por encima de otras plantas de su porte.
Se trata de una robusta planta herbácea perenne que puede crecer hasta alcanzar los 50 centímetros de alto. Está cubierto por hojas en espiral o alternas, palmeadas o palmeadas lobuladas con siete segmentos, cada uno de ellos trilobulado con bordes dentados. Las hojas inferiores tienen un pecíolo más largo.
La floración de la Aconitum carmichaelii, que suele tener lugar a fines del verano y durante el otoño, se conforma de largas flores zigomorfas agrupadas en enormes panículas o racimos en el extremo superior de los tallos erectos y altos. Se distinguen por tener el posterior de los cinco sépalos, llamado galea, en forma de yelmo cilíndrico.
El color púrpura o azul de las flores logra un llamativo contraste con el verde oscuro del follaje de la planta, el cual se mantiene durante todo el año.
Sin embargo, y como sucede con las demás integrantes del género, la exótica belleza de la Aconitum carmichaelii viene acompañada por una alta peligrosidad, debido a que todas las partes de la planta contienen aconitina, uno de los alcaloides más activos y tóxicos, por lo que se recomienda evitar su ingesta.
También debe tenerse la precaución de utilizar guantes cuando se trabaje con dicha planta, ya que el envenenamiento también puede producirse con el contacto con la piel.
Esto no puede tomarse como un impedimento para tener una Aconitum carmichaelii en el jardín, sino más bien es un recordatorio de las buenas prácticas que deben seguirse al manejar material vegetal. Todas las plantas, a menos que se sepa que son comestibles, deben suponerse como potencialmente dañinas y en base a ello tomar las medidas de precaución para limitar el contacto con las mismas.
También es aconsejable tomar medidas básicas de higiene, como lavarse las manos después del trabajo en el jardín. También se recomienda evitar comer, beber y fumar mientras se está trabajando con una Aconitum carmichaelii. Los niños y las mascotas están en mayor riesgo y los restos de plantas no deben dejarse al alcance de cualquiera.
Para un buen crecimiento, la Aconitum carmichaelii requiere ser cultivada en un suelo rico en nutrientes, húmedo pero con un buen drenaje. En cuanto a su ubicación, se puede dejar esta planta en un lugar soleado o con semisombra. Crecerá en el sol pero será más agadecida si se encuentra bajo una sombra parcial donde las condiciones son más frescas.
Propagación de la Aconitum carmichaelii
Dado que las raíces son tuberosas, es inevitable que las matas de esta planta se diseminen cada cierta cantidad en el tiempo. Precisamente, para su multiplicación, cada pocos años se recomienda dividir las raíces a finales de otoño, logrando de este modo perpetuar los atractivos grupos florales. La semilla de la especie también se puede recolectar en otoño y sembrar.
Los ejemplares de Aconitum carmichaelii tienen una buena tolerancia al calor y a la humedad en el ambiente.
