Cómo preparar un fertilizante orgánico a base de restos de pescado

Los fertilizantes orgánicos representan un atractivo recurso para aumentar el contenido de nutrientes de la tierra, ayudando de este modo a un mejor desarrollo y crecimiento de las plantas de un jardín o huerto.

El estiércol, el polvo de huesos y sangre, el humus de gusanos, las cenizas, el compost y la turba, son algunos de los más conocidos dentro de esta categoría de abono. Sin embargo, la lista no estaría completa si no se incluye a otro producto natural que puede procesarse con facilidad y que puede convertirse en un buen mejorador de suelos: Los desechos de pescado.

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Los sobrantes de estos animales (cabezas, colas, huesos, etc.) pueden aprovecharse para elaborar fertilizantes caseros que, una vez agregados a la tierra en combinación con otros compuestos naturales, ayudarán a aumentar la población y actividad de microorganismos benéficos.

Este tipo de abono puede prepararse como harina o como emulsión de pescado.

La harina de pescado se hace con pescado seco triturado. Es rica en nitrógeno, contiene alrededor de un 7 por ciento de ácido fosfórico y muchos microelementos. Es considerado un gran activador del compost.

Se aplica a la tierra como un abono de cobertura relativamente rápido. Es preciso asegurarse de mezclarlo bien con la tierra o cubrirlo con mulch después de esparcirlo, y debe guardarse en un contenedor hermético para que no atraiga a gatos, perros o insectos.

La emulsión de pescado, por su parte, es un líquido soluble barato, rico en nitrógeno orgánico, microelementos y tiene algo de fósforo y potasio, aunque en menor medida que la harina. Este fertilizante orgánico tiene la ventaja de que puede disolverse en agua y pulverizarse como abono foliar.

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Ya sea que se trate de harina o emulsión de pescado, su principal desventaja es su olor, por lo que se recomienda utilizarlo exclusivamente en plantas ubicadas en el exterior de la vivienda.

La elaboración de un fertilizante a base de emulsión de pescado puede ser una tarea relativamente sencilla que no demanda demasiado esfuerzo y tiempo, siempre que se cuente con los ingredientes y herramientas adecuadas.

Como se dijo previamente, para este abono se necesitarán las cabezas, las colas, los huesos, las vísceras, aletas, pieles, escamas y todo otro sobrante de pescado, que serán triturados y molidos con la ayuda de una procesadora de comida hasta quedar convertidos en una papilla.

Si no se tiene pescado en casa, la pescadería del barrio puede convertirse en un gran proveedor de desechos, ya que aquellas partes suelen limpiarse para preparar el pescado para la venta al público y luego son desechadas a la hora del cierre.

La pasta obtenida se volcará en un balde de 20 litros con tapa hermética hasta alcanzar la mitad del mismo. A continuación, se completa la capacidad del contenedor con aserrín y hojas secas, o en última instancia con pequeños pedazos de papel de diario, hasta llegar a dos centímetros del borde.

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El siguiente paso consistirá en cubrir el contenido del balde con 300 gramos de melaza o miel de caña para luego colocar la tapa y cerrar todo firmemente.

Las hojas secas o el aserrín se encargarán de airear los restos del pescado y de acelerar el proceso de descomposición, mientras que la melaza aumentará la actividad de las bacterias, al mismo tiempo que ayudará a controlar el olor a pescado podrido.

Una vez que el balde ha quedado bien cerrado, es conveniente agitarlo rápidamente para mezclar todo su contenido, siendo necesario repetir la operación una vez al día.

Fertilizante de emulsión de pescado: Últimos pasos de su elaboración

El contenedor se debe guardar en un sitio cálido donde no reciba luz directa del sol por al menos dos semanas. Además de sacudirlo diariamente, también se necesitará abrirlo con la misma frecuencia, a fin de liberar el gas acumulado en su interior.

Pasadas las dos semanas, se puede diluir alrededor de un litro de la emulsión de pescado obtenida en 3,7 litros de agua, para luego proceder a fertilizar las plantas usando una regadera manual o un pulverizador (si se lo utiliza como abono foliar).

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Ruben
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