Se conoce con el nombre de clorosis férrica a la coloración anormal que presentan las hojas de algunas plantas, por la dificultad que tienen en absorber el hierro, algo que puede deberse a la composición del suelo, al ambiente, e incluso a las características físicas propias de cada planta. Su principal característica es el amarilleo de las hojas más jóvenes mientras las nervaduras se mantienen verdes, algo que puede derivar en la necrosis de aquellas y la completa defoliación del ejemplar.
Como ya se dijo, la ausencia de hierro en una planta o árbol puede deberse a distintos factores, siendo el más común el referido a la calidad del suelo en el que crecen.
En determinadas situaciones, el terreno puede ser demasiado alcalino, lo que hace que el hierro pierda solubilidad, haciendo imposible su absorción por las raíces. Incluso si éstas pudieran absorberlo, el estado casi sólido en el que se encontraría el nutriente obstaculizaría enormemente su circulación por el resto de la planta hasta las hojas.
La presencia en el suelo de altos niveles de metales pesados como níquel, cromo, cobalto, zinc, cobre o magnesio también dificulta que el hierro pueda ser absorbido por la planta con normalidad. Hay que recordar que algunos de estos elementos forman parte de la composición de productos utilizados para el tratamiento de hongos.
Aquellos suelos que poseen un mal drenaje y favorecen los encharcamientos, o que tienen una composición muy arcillosa (compacta) tampoco ayudan a una buena nutrición de hierro, debido a que no permiten un normal desarrollo de las raíces, que son las encargadas de absorber los nutrientes que se hallan en la tierra.
Las características físicas de algunas plantas también pueden contribuir a la aparición de la clorosis férrica en sus hojas. En este punto es necesario destacar que existen determinadas especies que son poco eficientes para la absorción del hierro, como es el caso del melocotonero, el peral, el ciruelo, el cerezo y el manzano, entre otros.
Clorosis férrica: Cómo detectarla
El modo más eficiente de detectar la clorosis férrica en un jardín o huerto consiste en realizar un análisis de suelo, con el fin de determinar su composición y los factores que podrían afectan a la movilidad, solubilidad y absorción del hierro. Para este trabajo es conveniente recurrir a los servicios de un jardinero profesional.
Otro método para detectar la deficiencia es a través de la observación directa de las plantas, con el fin de detectar si las hojas jóvenes dejan de tener su color verde habitual y en su lugar muestran un amarilleo en los espacios internerviales, debido a que la falta de hierro afecta la producción de clorofila, un componente básico le da al follaje nuevo su típico color verde y que interviene en el proceso de fotosíntesis.
En el próximo post se mostrarán algunas técnicas y consejos útiles para prevenir y tratar la clorosis férrica.
