Si tiene una pared soleada en la terraza o patio, no lo dude: ponga rosales trepadores. Estas especies de rosas son las que mejor se adaptan a lugares pequeños y le dan la oportunidad de no tener que renunciar a estas bellas flores, por el hecho de no disponer de un amplio jardín.
La mayor parte de las rosas trepadoras son silvestres o parientes muy próximas a ellas. El mayor número de las cultivadas en jardín corresponde a los híbridos de R. wichuriana. Producen masas densas de pequeñas flores únicas, semi dobles o dobles.
Al igual que los rosales silvestres de los setos, los trepadores emiten grandes tallos flexibles cada año desde su base. En ellos crecen las flores, por lo que es mejor eliminar los tallos viejos una vez marchitos.
Son ejemplo de este primer grupo de trepadoras American pillar, Crimson shower, Dorothy Perkins, Excelsa y la encantadora y relativamente sana Sander’s White.
Las trepadoras del tipo de la Albertine, olorosa, son diferentes. Florecen también una sola vez al año, pero las flores son mayores y aparecen mucho antes.
Aunque a veces les salen nuevos vástagos en la base, sus tallos principales también echan brotes muy largos y vigorosos en su parte superior, por lo que se les deberá podar por encima de estas nuevas formaciones después de la floración.
La amenaza del mildiu no recomienda plantas trepadoras junto a muros ni vayas muy cerradas, ya que la circulación de aire será peor. Lo mejor será utilizarlas en arcos y pérgolas.
