Solo conseguirá una densa alfombra de césped, verde y profundo, con un mantenimiento regular.
La primavera y el verano son épocas en las que requiere mayor dedicación, mantenimiento y cuidados: hay que podar, abonar, escardar, rastrillar y regar. Haga cada cosa en su momento y obtendrá magníficos resultados.
Conozca el porqué de estos cuidados: la siega proporciona buen aspecto al césped y facilita la eliminación de las malas hierbas; el abono devuelve al suelo los nutrientes agotados; la escarda elimina hierbas no deseadas; el rastrillado aclara y limpia la superficie; y el riego es fundamental en los períodos cálidos para que las raíces no sufran daños irreparables.
Trataremos con profundidad el tema del riego espacíficamente en el césped
Riegue el césped en los períodos secos de primavera y verano. Lo normal es que haya que empezar con regularidad a principios de mayo para mantener el césped verde y ayudarle a absorber los nutrientes esenciales del abonado. Riegue antes de que los efectos de la sequía sean manifiestos, pues tardará mucho en recuperarse.
Si la superficie del césped se torna dura o compacta, perfórela antes de regar, para que el agua pueda penetrar bien adentro. Basta recorrer el césped con una horca, clavándola en el suelo a intervalos de 15 cm. y una profundidad de 10 cm.
En la mayoría de los tipos de césped bastará con regar una vez a la semana. Aumente hasta dos veces por semana en tiempo cálido y seco.
No sirve de nada limitarse a humedecer la superficie del suelo, así que administre una buena cantidad de agua cada vez. Con un aspersor en la boca de la manga de riego. El terreno debe quedar empapado hasta 10 cm. de profundidad como mínimo.
Se puede regar en cualquier momento del día, pero si se espera hasta el atardecer o la noche, se evaporará mucho menos el agua.
